Día 2: Nueva Orleans

Pusimos el despertador a la 9, pero sabíamos que no nos haría falta, y así fue, el jet lag nos despertó a las 7’30, eso sí, nos pudimos permitir el lujo de quedarnos un rato en la cama tranquilamente. Tras una reconfortante ducha salimos del hotel.

La ciudad de NUEVA ORLEANS fue fundada por los franceses en 1718, con el nombre de La Nouvelle-Orléans. En el Tratado de París de 1763, España obtuvo el territorio de Luisiana; aunque en realidad fue un año antes, en el acuerdo secreto del Tratado de Fontainebleau, en el que Francia cedió este territorio a España para compensar a su aliada, por los servicios que le prestaba frente al común enemigo inglés.

En 1801, Napoleón Bonaparte rescindió el pacto y decidió unilateralmente la vuelta de Luisiana a Francia, la noticia se hizo pública en 1803, y al poco ocurrió el hecho conocido como, la Compra de Luisiana, en el que Napoleón vendió las posesiones francesas en América del Norte (las que se habían cedido a España).

En 2005 el huracán Katrina devastó las costas del golfo desde Florida a Texas debido a su intensidad, pero el mayor número de muertes se registró en Nueva Orleans, que quedó inundada porque su sistema de diques falló. El 80% de la ciudad, así como algunas zonas de alrededor, quedaron anegadas, manteniéndose así durante semanas. Este huracán fue uno de los cinco más mortíferos en la historia de Estados Unidos, y el que provocó más daños económicos.

El fallo de las protecciones de Nueva Orleans es considerado como el mayor desastre de ingeniería civil de la historia de Estados Unidos​. El nuevo sistema de diques comenzó a construirse en 2006 y terminó en 2012. Este nuevo sistema otorga una protección que hace frente a tormentas del tipo "una cada cien años", sin embargo, las autoridades de Nueva Orleans consideran esta protección insuficiente, ya el Katrina fue una tormenta del tipo "una de cada cuatrocientos años”.

Fuimos a desayunar al famoso Café Beignet, el local de Royal Street (hay varios por la ciudad) es pequeño y había bastante gente, pero en unos minutos encontramos una mesa libre (hay mucho movimiento de gente, así que aunque esté lleno, sí esperas un poco es fácil encontrar mesa), debe su fama al beignet que es un dulce de masa frita servido con mucho azúcar glas; pedimos un chocolate a medias y dos de beignets (van tres en cada lote) y nos costó 17’24 $. Estaban ricos, pero vamos nada muy especial, como para repetir otro día.


Tras el desayuno callejeamos un rato por el FRENCH QUARTER, apenas habíamos visto nada y ya nos estaba encantado, las casas de ROYAL STREET son una maravilla. Además ya habían comenzado a decorar la ciudad para el Mardi Gras, todo en los colores tradicionales del carnaval, púrpura (que significa justicia), verde (que significa fe) y dorado o amarillo (que significa poder).







Pasamos junto la CATEDRAL DE SAN LUIS, que es uno de los principales templos de la iglesia católica en Estados Unidos (la segunda más antigua después de la de San Agustín); de la catedral original queda muy poco, pues se quemó durante el gran incendio de 1788. 






Luego ya nos fuimos hacia el río Mississippi, para dar un paseo por el río con NEW ORLEANS STEAMBOAT COMPANY, a las 11’30 salimos con el CITY OF NEW ORLEANS; nos costó 39 $ cada uno y duró dos horas. Durante el trayecto, en la terraza superior hay música jazz en directo, el paseo fue muy agradable entre otras cosas porque la mañana era soleada y la brisa era fresca; también hay que decir que el paisaje no merece mucho la pena, pero no nos pudimos resistir a dar un paseo en barco por el Mississippi. 











Tras el paseo comimos muy cerca, en Johnny's Po-Boys, muy famoso por sus bocadillos, nosotros pedimos uno de caimán (aligátor)que era una salchicha, y otro de pollo; los dos bocadillos y los refrescos, costaron 40’20 $ (solo aceptan efectivo). La verdad que no fue gran cosa, casi una decepción, la salchicha de caimán podría ser de lo que quieran, no tiene un sabor particular, más bien sabía a varias especias; y la higiene del local deja mucho que desear. 


Justo al lado del French Quarter, se encuentra el barrio FAUBOURG MARIGNY, una zona muy bonita y tranquila con casas muy coloridas, recorrer esta zona es un paseo muy agradable.









Luego ya era hora de ir hacia la zona de St. Roch Marquet, cerca se iniciaba la “tit Rəx” Parade. En 2009 un grupo de artistas fundaron esta cabalgata, adoptando un enfoque opuesto a las grandes carrozas, las “tit Rəx” están hechas de cajas de zapatos (el nombre proviene de la abreviatura cajún de petite). Este es uno de los primeros eventos del Mardi Gras. 









Después de la cabalgata comenzamos a regresar al hotel, viendo otras casas del barrio FAUBOURG MARIGNY, y luego ya de nuevo por ROYAL STREET, mientras íbamos viendo cómo iba anocheciendo y comenzaban a encenderse las luces. 








Descansamos un rato en el hotel, yo lo necesitaba, y no era de extrañar porque a lo tonto a lo tonto, llevábamos 14 kilómetros; pero no nos quedamos mucho y salimos a tomar algo.

No sabíamos donde, así fuimos hacía los alrededores de Royal Street y nos dejamos llevar por la música, entramos en 21st Amendment Bar at La Louisiane, allí estuvimos un buen rato disfrutando de música jazz en directo, y además las cervezas tenían muy buen precio (6 €). Que lujo de ciudad, nos encanta este ambiente. No hay que olvidar que en esta ciudad nació el músico de jazz Louis Armstrong.


Llegó la hora de cenar y la verdad que no sabíamos ni que cenar, ni a donde ir, así que elegimos algo rápido, Popeye’s, pedimos unos tenders clásicos, unas palomitas de camarones y unas patatas fritas, junto los refrescos nos costó 19’20 $. Simplemente cenamos, he decir que a mi esta franquicia en España me gusta mucho, y allí me pareció más normalita, todo sabía mucho a frito. 

Y bueno, cansados estábamos, pero ya que estábamos por la calle, nos animamos a tomar algo en Pat O'Brien's, muy típico allí (y en toda la ciudad)es un es un coctel llamado Hurricane (de hecho se creó en este local durante la Segunda Guerra Mundial) que lleva ron, granadina, naranja … y que decoran con una cereza. El coctel costó 11’50 $ cada uno, está bastante rico, no sabe en exceso a ron y va bien servido de hielo. Este local, tiene varios salones, y en uno de ellos había música en piano en directo (que fue donde nos quedamos); me sigue pareciendo un lujo poder disfrutar de música en directo con tanta facilidad.






Y ya regresamos al hotel, por la animada BOURBON STREET; encantados por todo lo que nos había ofrecido esta ciudad, tanto durante el día, como durante la noche; y sobre las 12 a dormir. 


Distancia recorrida andando: 16’8 km.


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