Día 1: vuelos a Nueva Orleans

Otro viaje que arrancó con un buen madrugón, aunque cuando el despertador suena a las 3 de la madrugada, más bien es trasnochar. Teníamos el taxi a las 3’50 y como siempre muy puntuales (queríamos medía hora más tarde, pero no podían).

A las 4’10 llegamos al Aeropuerto (el taxi costó 22’95 €), estuvimos cerca de una hora de plantón en la facturación, había mucha gente con maletas con sobrepeso, así que tenían que abrirlas y reorganizar, por lo que se hizo muuuuuy lenta. Pero todo llega, y nuestro turno en la facturación también, nos agradecieron llevar la documentación verificada.

Control rápido y sin estrés, un cortadito para arrancar la mañana y prácticamente ya comenzaba nuestro embarque. El vuelo a Madrid debía salir a las 6’40 pero se retrasó unos 15-20 minutos, el capitán informó que era debido a la gran cantidad de maletas que llevaba el avión, pero que habían entrado todas y que llegaríamos a la hora inicial prevista, y así fue, alrededor de su hora programada las 7’45 llegamos.

En unos 30 minutos llegamos desde la T4 a la T4S, allí buscamos el mostrador de American Airlines, para que nos dieran la última tarjeta de embarque (Miami-Nueva Orleans), porque era un vuelo suyo y al facturar no nos la habían dado; en un momento y sin problemas nos las dieron.

Desayunamos un par de cortados, un donuts de chocolate y un croissant (8’70 €), y al poco ya nos fuimos hacia nuestras puertas de embarque, S43 y S44. Esperamos un poco y pasamos el control de documentación, al haberlo hecho por la web sólo tuvimos que sacar el pasaporte.

El embarque se retrasó unos 20 minutos y finalmente comenzó a las 11, pasamos sin orden los grupos 3 y 4 (que es donde están la mayoría de pasajeros), con lo que luego una vez en el avión fue bastante desastroso, pero a pesar del retraso del embarque y del desorden, el vuelo salió prácticamente en hora, las 11’35. Por delante teníamos 10 horas de vuelo, a la hora y media sirvieron la comida, pollo o pasta, bastante rico. El entretenimiento bastante bien, Alfredo paso las horas con alguna peli y juegos, y yo con música y ordenando cosas del móvil. Una hora y media antes de llegar sirvieron la merienda, un bocatita de pavo y un kitkat con zumo de naranja, bien. Y el vuelo llegó también en hora, las 15’40.

Nuestro último vuelo con mascarilla

La bajada del avión fue bastante ordenada por filas (la nuestra era la 29) y bien rápidos sin entretenernos en nada, a la cola de inmigración, adelantamos bastante gente del vuelo, y llegamos a las 3’50; había bastante cola, que fue aumentando rápidamente en poco tiempo. Trámite sin problemas, la mujer que nos tocó al oírnos hablar español, se puso ella también a hablarnos en español, esta vez entre las preguntas de rigor hubo una diferente, nos preguntó cuánto dinero en metálico llevábamos; tardamos una hora y poco en pasar el control, desde que llegamos a la cola.

Luego tocaba el trámite de recoger maleta, en el viaje del año pasado en Dallas fue súper fácil, la cogimos, avanzamos unos metros y la dejamos en una cinta;  pero aquí en Miami, había que dejarla en la zona drop off junto los mostradores de facturación, lo cual quería decir que estábamos fuera. Así que nuevamente control de seguridad, había gente pero nada exagerado.

Y tras dos horas por fin habíamos acabado los trámites, así que fuimos a tomarnos nuestras merecidas cervezas (19’84 $): luego paseamos un rato y mientras íbamos viendo como nos iban cambiando la puerta de embarque, no exageramos, pasamos por la 26, 36, 12, y finalmente la 48.

Cenamos unas empanadas (25’17 $) que estaban bastante ricas, y nos fuimos hacia nuestra puerta de embarque, todavía nos quedaba casi una para el vuelo, y logramos no dormirnos mientras esperábamos; ya hacía 24 horas que había sonado el despertador y lo íbamos notando.

El vuelo debía salir a las 22’18, pero anunciaron un retraso de 15 minutos, madre mía con lo cansados que estábamos, sólo esperábamos que se quedara así y no fueran más, y por suerte así fue. El embarque fue muy rápido, y nosotros una vez en el avión, tardamos nada en quedarnos dormidos, la hora inicial de llegada eran las 23’17 y finalmente se convirtió en las 23’30; una de las maletas de se hizo de rogar, pero llegaron las dos.

Ahora tocaba pedir un Lyft, a esas horas el aeropuerto estaba muy tranquilo, y no tardó mucho, nos costó 38’68 $ (incluida la propina, solo le dimos 2 $, ni hizo mención de bajar a ayudarnos con las maletas); y en unos 20-25 minutos por fin llegamos a Nueva Orleans.

Nuestro hotel para estos días era el Fairfield Inn& Suites by Marriott New Orleans Downtown/French QuarterArea que sin estar en el barrio francés, está muy cerca. El check-in fue muy rápido (previamente lo habíamos hecho por la app) y una vez en la habitación, dedicamos unos 10 minutos a organizar maletas y a la 1 a dormir. Ya hacía 29 horas que nos habíamos levantado, un vuelo de 10 horas se hace pesado, pero lo peor fue la espera del vuelo en Miami, pero ¡¡ESTABAMOS EN NUEVA ORLEANS!!.

Distancia recorrida andando: 9’2 km.


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